Lágrimas de metal

Mientras fueron y son capaces de seguir bendiciones las guerras, no les importa que millones de niños sigan muriendo de hambre o que, entre sus filas, los pederastas pastan libres por sus suntuosos pasillos, que en teoría deberían servir para el confor del alma..., y no para el placer de su carne y la violación que a niños y a niñas les han sometido. Y el vaticano no hacen nada; y los gobiernos no hacen nada, y la sociedad, hace poco y se les deja que sigan avanzando, sin pararles los pies a esta verdadera lacra social, hipocresía de esta secta mundial cuyos beneficios son imparables, y ¡encima se dicen defensores de la vida!, de la vida que para ellos, claro está, significa muerte y sufrimiento, que es todo lo contrario a la vida de abajo, a la vida de verdad, a la vida "que fluye, que va, que viene, que corre tanto adentro como afuera..."
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Sobre el aborto (Conferencia episcopal, todos hombres, claro)
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LA LEY DEL MÁS FUERTE
"Nuestro rechazo público no va contra las mujeres tentadas de abortar ante las dificultades reales de su vida o movidas por un ambiente cada vez más insensible a lo que el aborto es en realidad. Va contra esta torcida aceptación social del "crimen abominable" del aborto y su perpetración, de la que, a veces, incluso se hace alarde. Va, en particular, contra la legislación actual que delata una notable falta de criterio ético en el legislador, obligado por oficio a impedir eficazmente que las circunstancias difíciles de la vida lleven a los ciudadanos a violar los derechos fundamentales de los seres humanos. Si el legislador cree poder tolerar e incluso legitimar el atentado contra la vida de los débiles, por más "razones de progreso" que pretenda tener, estará en realidad permitiendo o promoviendo la vuelta a la "ley de la selva", es decir, a la regulación de las relaciones entre los hombres según la ley del más fuerte. Es ésta una corrupción radical..."
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LÁGRIMAS DE METAL
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La calle no huele rara,
con luces, sin sospecha,
y así el violador acecha,
a su víctima en soledad.
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La mala suerte es un hombre,
bajo la navaja asesina,
la obligó detras de una esquina,
¡y hay un grito junto al portal!.
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Y quien es quien capaz de opinar,
si abortar es un problema,
bajo el peso de la pena,
y dias de soledad.
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Lágrimas de metal,
saliendo de una mujer,
morder la luna y no gritar,
le duele más que a ti.
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Lágrimas de metal,
saliendo de una mujer,
cuesta tanto comprender,
lo que está cerca de ti.
el lado gris de la confusión.
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Cuando el hambre reina en la mesa,
ni el vecino con su sonrisa,
ni el papa diciendo misa,
pueden hacer que crezca el pan.
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Y si es juguete de rechazo,
hará casitas en las nubes,
sin tele el sueño no acude,
¡amame para no llorar!.
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Y quien es quien capaz de opinar,
si abortar es un problema,
bajo el peso de la pena,
y días de soledad.
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Lagrimas de metal ...
(Amistades peligrosas)