19/7/05

Zorba el griego

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Hoy,
a las once de la noche, me encontraba con unas ganas locas de salir a comprarme un bollo, uno de chocolate, bien pringoso, que se me cayera por las comisura de los labios como si se tratara de una indecente ceremonia que sólo yo, sabía de qué iba la historia.
Me duché, me vestí -sí, ando desnudo por la casa, con estos calores, qué queréis que os diga-, cogí las gafas, cascos -pa seguir "derribando las puertas del cielo" con los Gunsen Rosses-, la llaver y, a correr tocan.
En primer lugar, fui a por tabaco al bar de siempre, a ese al que he acudido más de una vez a ver los partidos de foorball..., a gritar y a decir ¡vaya mierda que son estos de blanco! -en fin, forofo que es uno de irreconciliables contradiciones...-.
Cuando estaba saliendo de la maquinita el paquetito, va i oigo los primeros acordes de una musiquilla que, inmediatamente, me puso la sonrisa en los labios y, dejando sin recoger los cigarros, me asomo a la puerta y veo a dos tipos, uno con una balalayka, y otro con una especie de tamborcillo, tocando -con gran maestría- la canción titulada "El baile de Zorba" -de la película de dicho nombre-. Ni corto ni perezoso, tras recoger lo que se me había olvidado, salgo para afuera y me pongo a bailar, a bailar el Sirtakys...,
bueno, más bien lo poco que me acuerdo de ello: alcé las manos, junté dos dedos para hacer pitos, cogí el ritmo enseguida y di bastantes vueltas a mi alrededor, palmeé la mano con el tacón contrario... pero, se me habían olvidado bastantes pasos así que, me senté en una de las mesas y escuché con los ojos bidriosos y entusiasta de alegría, a estos dos hombres que siguieran terminando, cada vez con el ritmo más acelerado, la canción. ¡Cómo les aplaudí!, de repente se me pasaron ala velocidad de la luz, las imágenes de mi viaje a Grecia, de mi amor por Hellas, de mi tierra descubierta, amada, soñada en numerosas ocasiones; también de la niña helénica de la que estuve muy enamorado durante algún tiempo...
No, no era añoranza, era mi tierra la que me llamaba y recordé la dramática película, y los tiempos duros que uno pasa a lo largo de su vida y cómo suelen terminar algunos.
En fin que, cuando subí a casa, me puse la Banda Sonora de esa película y, como un poseso, me he puesto a bailar a mi modo, a su ritmo..., hasta que he caído agotado, extenuado...
Ya me he dicho, cuando esté en Murcia, "bailaré sobre su tumba..., duduá, dudué...", jajaja
Besos sirtakirianos, mnmnmnmn

3 comentarios:

Anónimo dijo...

"te pisotearé con mis zapatos de claqué..."
Qué contento te siento, así me gusta.
Besos, ternura, qué derroche de amor, cuánta locura.

Erotismo dijo...

Oh si... GRIEGO POWER!

Anónimo dijo...

Anda que no están guapos los hombres bailando el Sirtaky o como se diga, con lo bien que les sienta…
Por cierto, tengo dudas… Murcia? te ahorcaré con mi smoking
y morirás mientras se ríe el disc-jockey?

Te dejo un saludo amistoso, y un beso por las palabras de ánimo. Avisa si pasas por aquí.