Me ahoga, desde hace mucho tiempo, me ahoga, se cierra sobre mi cuello y no me deja respirar. En más de una ocasión creí vencerle, creí que lo había derribado, que lo había quitado de en medio... Pero vuelve, últimamente con más insistencia; ya ni siquiera agazapado, sino en toda su amplitud, y me roba el aire, y se adentra adentrándose como reptil de lava ardiente que va solidificandose por todo donde pasa, dejando inerte hasta las utopías más vivas.
Le hablo, le digo que me deje en paz, que ya le vale, que han pasado muchos años, que ya es hora de que se vaya, que... que quiero seguir viviendo dignamente... y no me escucha.
El cambio climático y la actividad humana están transformando las montañas
en todo el mundo
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Suponen una cuarta parte de la superficie terrestre y además su valor
ecológico sostienen directa o indirectamente a más de la mitad
Hace 9 horas

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