Cuando me dí la vuelta, tus reptantes piernas se perfilaban como verticales senderos que te llevan al océnao de la vida: esbeltas, sinuosas, moviéndose al igual que dos serpientes sin prisas, acercándose una a otra, rozándose
hacia la mitad
de las curvas que contornean tus rodillas. Sigilosas, me atrapan sin que mis ojos puedan escapar de su silencio. "¡Ven!", me dicen: ven hacia ese lugar que nos comunica hacia otros mundos; ven hacia ese lugar en donde ambos nos unimos; ven hacia una nueva aventura, en donde mis pies guiarán tu boca, tus manos, tus dedos, tus sentidos.
hacia la mitad
de las curvas que contornean tus rodillas. Sigilosas, me atrapan sin que mis ojos puedan escapar de su silencio. "¡Ven!", me dicen: ven hacia ese lugar que nos comunica hacia otros mundos; ven hacia ese lugar en donde ambos nos unimos; ven hacia una nueva aventura, en donde mis pies guiarán tu boca, tus manos, tus dedos, tus sentidos.
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