23/5/05

Vuestros miedos, JAMÁS serán los míos

Desde luego, los miedos -invisibles, angustiosos y gélidos, y que calan hasta lo más profundo de nuestros huesos, desde incluso antes de nacer-, van inundando nuestros abismos, no sólo haciéndolos más inalcanzables, sino en demasiadas veces atormentándonos y no dejándonos vivir la plena vida que por delante se nos va presentando para vivirla, y no para morirla, ¿verdad, que tú sabes mucho de esto, pececilla querida?.
Nos han machacado tanto que, no nos dejan escuchar el susurro de la vida, apuñalando también por la espalda incluso a quienes nos ofrecen no sólo un bálsamo para vivirla.
La enfermedad del miedo nos alarma, nos infecta, nos debilita, nos desasosiega, nos invade, nos corroe, nos angustia... -y si abusaron de nosotros, poco a poco, va matándonos por dentro-.
Enfermos, estamos enfermos, demasiado enfermos y por eso, luchamos y matamos, en vez de saborearmos, de estrecharnos, de sentirnos, de querernos, de amarnos.
Vuestros miedo, jamás serán los míos, aunque siempre queráis impregnarme de ellos -¡lo sabéis bien!- y por eso intentáis, una y otra vez, triturarme, pulverizarme, aplastarme... Ignorais que, la vida, es la vida, y se expande, se expande, se expande y mi sonrisa, no dejará nunca de ser mi aliada -ni aún en los peores momentos-. La rechazáis porque os produce terror, porque os produce cobardía; porque rotos vuestros sueños, no podéis permitir que yo siga teniéndolos, porque sois seres azules que extermináis hasta la música; porque sois hombres grises, que compráis no sólo el tiempo; que teméis que se os contagie, no vaya a ser que, de verdad pudiérais sentirla y vivirla con entusiasmo... (continuiré en próximos post, pues seguro que continuarán intentando rajarme hasta por la espalda...)
A vosotros, a vosotras, os dedico los siguientes ¿versos? -¡qué más da lo que sean!-, escritos y recordados, cada vez que alguien me intenta impedir amar y gozar con plenitud -¡pero que se jodan! (mal, claro; si lo hacen dándome placer, suelo apuntarme enseguida, vamos...), que no lo van a conseguir.
Demasiado me costó nacer, como para que ahora me repriman... -si tú quieres vivir reprimid@, es tu problema, y espero que jamás sea el mío-.
Ama, ama, ama y no sólo ensancha el alma: vuestros miedos, os lo repinto, ¡jamás serán los míos!, que conste, y ¡tened cuidado! porque sigo siendo el mismo que cuando broté en este mundo.
.
.
.
REFLEXIONES
.
Estamos hasta los OVARIOS y hasta los COJONES, de que la gente tenga miedo de la felicidad ajena y, a la mínima señal de alegría de los otros, se les esté diciéndole:
“ten cuidado”, “procura calmarte”, “que puedes estrellarte”, que...
¡Pero bueno!, ¡tanto miedo nos da que se nos contagie!.

En vez de apoyarle y emocionarnos porque siente sangre en las venas y recorren campanillas su cuerpo, con lo que se le dice, se le está mal hundiendo y al final, esa felicidad que siente y que, por desgracia, no es normal en esta vida, acaba transformándose en muerte.
¿No vamos a ser capaces de decirle lo contentos que estamos por este hecho y la envidia que sentimos por ello?.
En vez de apoyarle para que lo viva apasionadamente, se le dispara dardos envenenados para que termine claudicando.
Y nos preguntamos entonces:
¿Dónde está el apoyo mutuo?,
¿dónde la solidaridad?,
¿dónde las manos unidas?...

¿Tanto miedo os produce el recuperar lo que continuamente nos están arrebatando?.
(de POEMAS a NUESTRA MANERA, 2003)

No hay comentarios: