Lo que esconden los taurinos
Pensé que no volvería a sufrir las crónicas pro muerte del señor Delgado de la Cámara. Otra vez a esconder la verdad. Nunca nos dirá que 24 horas antes de entrar en la arena, el toro ha sido sometido a un encierro a oscurar para que, al soltarlo, luz y gritos de espectadores lo aterren y trate de huir saltando las barreras. Le recortan los cuernos para proteger al torero; le cuelgan sacos de arena en el cuello durante horas; le golpean en testículos y riñones; le provocan diarrea poniendo sulfatos en el agua que bebe..., todo, para que llegue débil al ruedo y en completo desorden. Se le unta grasa en los ojos para dificultar su visión y en las patas se le pone una sustancia que le produce ardor y le impide manenterse quieto, así el torero no desluce su actuación. Los caballos de los picadores se eligen entre los que no tienen valor comercial, porque el animal muere en tres o cuatro corridas a lo sumo. Es muy habitual que el animal sufra quebraduras múltiples de costillas o destripamientos. Se les coloca un peto simulando que se les protege, pero se trata de que el público no vea las heridas al caballo, que con frecuencia presentan exposición de vísceras. El trabajo del picador consiste en desangrar al toro para debilitarlo, clavándole en el lomo una lanza que destroza músculos (trapecio, romboideo, espinoso y simiespinoso, serratos y transversos de cuello). Las banderillas aseguran que la hermorragia siga; se intenta colocarlas justo en el mismo sitio ya dañado con los ganchos de metal. El gancho se mueve dentro de la herida con cada movimiento del toro y con el roce de la muleta, el peso de las banderilas tiene precisamente esa función. ¿Quieren más de la fiesta nacional?.
Luis Miguel Villaverde
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