¡¡¡Viva MÉXICO, KABRONES!!!
Y Madrid al fondo,
sus terrosos tejados impregnados de Seweppes,
esquineros siempre, de sonoras explosiones
cuando la lluvia llueve en sus maremóticos ecos
que cantan y bailan cuál mariposas de fino y pacífico océano.
Plaza Callao
Gran Vía,
Jacometrezo,
El Carmen,
Costanilla de los Ángeles,
Campomanes
y el rastrilleros preciados...
donde los senegaleses
se doblan al abrirte la puerta
y se inclinan
ante su apreciada tierra de coloridos madreselvas,
que abandonaron
(o los expulsaron,
o huyeron,
o...)
no sólo por el hambre,
sino también por la BIDA,
por la vida que ahogados les dejó,
por la bida que allí no vivían
hasta que de ella se alejaron,
sin olvidarla,
sin dejar de quererla.
Celaje con el SOL que abruma,
que desespera;
con nubes de algodón
que inquietan con el cercado H2O.
Santung...,
1er piso, sin euros,
Futriclim,
Titiritran,
Titiritran,
Roma,
os hecho de menos:
tus labios,
tus huecos,
tus cuerpos.
A tí,
mujer de frío cuerpo,
A tí,
mujer de madura sonrisa,
de arábiga inteligencia,
de ojos de escurridiza gata madrileña
chihuahuense; que
en tus manos,
se incendian otras manos
¡¡¡Ay,
apreciada Chiguaua!!!,
¡¡¡Ay!!!,
¡¡¡Ay!!!,
¡¡¡Ay!!!
¡¡¡Mi
querida y mágica tierra mexica!!!,
también
te echo de menos.
Algunas de tus gentes,
sufrir me han hecho,
mas vuestra
abundancia,
más
allá de la fértil tierra de don Goyo,
de
la nada traidora princesa a la que denigráis
como
la Malinche,
más
allá de la dolorida mujer tumbada
que
lloró a su amado creyéndole muerto
y amándole
hasta quitarse la vida,
¿tanto
me
habéis enseñado
y cada día con
vosotros he aprendido,
que mi
ignorancia europea,
por fin se ha resquebrajado,
y se va inundado de vuestra hechicera tierra,
de vuestra esperanza,
de vuestra rabia,
de vuestro ancestral odio.
Me habéis revelado más allá de las Bermudas,
más allá de la Atlántida,
más allá de vuestra fértil tierra maya,
de vuestra sangrienta tierra azteca,
de vuestro combativo silencio txalaxteca.
Las
4 veces heroica ciudad de Puebla,
que
me acogió como ancestral hetaira,
donde
casi nadie consiguió conquistarte,
dura,
árida, apenas infértil,
llena
de puertas robledanas,
de
vernáculas
haciendas,
donde,
la verdad,
no importaría que me enterraran
aquí con el “momentito” mexicano
y
parte de mí llevaran a
mi alegría querida,
a
esa casa donde tantos años viví,
y a
la regresé tan
apesadumbrado.
Madrid,
Madrid,
Madrid,
cierto
que en México,
se
piensa mucho en tí,
Madrid,
Madrid,
Madrid...
¡¡¡Viva
la República de Estados
Unidos
Mexicanos, Kabrones!!!,
(Kostas
K. 16/XI/2018. Madrid, Egpaña)
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