Los mares también se agrietan
Curioso, mujer, curioso
que temas
a quien siempre pretendió
amar si cadenas, sin condenas;
a quién, cuando deseaste, se acercó,
alejándose cuando se lo pediste.
Fíjate,
hasta los mares también se agrietan pues,
profundos fueron los surcos que
como afilados arados,
se clavaron en su alma,
sin deseos, sin amor, sin carne.
Mejor, olvidar
para que del recuerdo
no se viva.
Sigue tu camino;
yo, seguiré los míos.
El tiempo,
esperemos que el tiempo diga
lo que el instante siempre dijo...
Mientras tanto,
dale vida a la vida,
llenando de océanos tus venas
que, quizás, nacerán de tus lágrimas
que conocerán apenas nadie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario